La gran parte de las cosas que escribo son entre metáforas e ideas sueltas, por lo general bastante indirectas. Ahora te escribo a ti, desde lo más profundo de mi desordenada conciencia. Ya te diste cuenta, soy un lío. Querida, tiemblo. Un millón de ideas se atraviesan en mi cabeza como balas de alto calibre, y tú, como mural gigante adornas la pared en la que me apoyo. Te vuelves sólida, como el acero, aunque se que es solo una imagen, pues nadie sabe quién eres realmente, solo te pinté como imagine que quedarías más bella, pero es mi creación, no eres tú. Y me aferro a aquello que creo, pero te deshaces.
Mientras más cuerdos creemos ser, más cerca de la locura estamos. Pequeña, no confundas lo que crees 'sería mejor' con lo que quieres. Nos dimos cuenta cuando era demasiado tarde ¿Aún será demasiado tarde para nosotros? No importa, de todas formas cometeré locuras, esas locuras que cometen los chicos enamorados, esas locuras de adolescentes rebeldes. Cruzaré todos los abismos que se interpongan, combatiré todas los miedos y dudas que me asedien, desgarrare las máscaras y pieles que te cubren, todo sea para descubrirte, para hacerte libre.
Tu lo dijiste, no puedo decirte que hacer, tu eres quién decide por ti, no te quitaré nunca esa libertad. Pero yo puedo elegir por mi, y ya decidí. En burdas palabras, gastaré hasta mi último aliento en el afán de llegar a ti.
Te quiero, es la única certeza. Eres libre de tomarlo o dejarlo. Aquí me quedaré, el tiempo que sea necesario.
El tiempo borra todo, o lo cura como dicen que es, hasta tu mismo lo dices. Lo dejaste todo, mantuviste todo pero el otro lado no dio nada para mantener el puente. Ahora que nos hemos vuelto a ver, ¿que pretendes?
ResponderEliminar