lunes, 1 de agosto de 2011

No tengo título. No tengo nombre.
Deseche todo lo que no me pareció.
Intente dejarlo en su lugar,
y en aquel vano juego
quedé con las manos vacías.
La dulce música ahoga el eco
de aquellas voces que me hablan de culpas.
Escribo, sin sentido alguno.
¿Estas palabras te alcanzarán?
Dejaré
que el viento me lleve.
Las cartas ya están echadas.
¿Jugaremos otra partida algún día?
Y temeroso, me escondo bajo las sábanas.
Y extrañado, me cuestiono.
Y falsamente
realizo una mala imitación de mi mismo.
Aquel que soy ahora,
ya no es el de ayer
ni el de mañana.
El de ahora,
soy yo, libre y sin restricciones.
Soy el que no volveré a ser jamás.
¿Seré, algún día,
el que tu quieres que sea?

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