domingo, 30 de octubre de 2011

Sobre pasiones y cosas simples.

     Escribes bonito, escribes sin sentido. Vamos a fijarnos en un punto, no se trata de amor ni de alegrías, aquellas son cosas que van de la mano, y tarde o temprano llegan,  a veces desalineadas o totalmente paralelas, pero llegan. Podría ser un caballero y asirme de las más primorosas y pulcras palabras, de los más bellos ánimos   y de esas cosas que los grandes hombres hacen. Me gustaría ser simple, así como una burda ameba, pero aún así, como ella, ser capaz de albergar el misterio de la vida. Pues mírenme, con dos ojos, una boca, dos brazos y dos piernas, con un cerebro y un corazón que juntos pesan más que el resto, tan igual, quizás un poco mas gordo, quizás un poco más delgado, pero al fin y al cabo exactamente lo mismo ¿Qué más simple qué lo común? 
      Y pudiesen ser miles y miles las palabras que escribo, y miles y miles los pensamientos que atraviesan mi mente pero ¿Realmente importa tanto? Todos pueden escribir todos piensan Y cuando la ameba es más compleja que la caja en la que me convierto que este condescendiente ocurre algo misterioso y en mi ingenuidad (o pasividad) dejo de respetar las reglas y los requisitos para ser. 
     ¡Cuántas veces no me lo dije! Malditos demonios y fantasmas que persiguen sin excusas ni motivos, y más aún sin contratiempos. Malditos pasos que dí, malditos ojos que escrutan ¡Malditos todos! Todos yo. 
     Aferrado a esas simples palabras, a esas tormentas, digo que no quiero ni pretendo dejar de intentarlo. Grito que vale la pena intentarlo, no puede ser que justo ahora, que cuando intento llevar bien las cosas ,todo se vaya a la alcantarilla sin más, sin menos, tan solo como llegó. Y  me creo intelectual ¡JÁ! Que maldita mierda. Y es cuando me doy cuenta de lo simple que soy. 
     No pretendo enjaluarte ni encerrarte ni obligarte ni extorsionarte ni persuadirte. Pero tampoco pretendo dejar abiertas las puertas, ni que escapes tan fácil, no es que sea una red o una trampa, sólo no querrás alejarte así de simple. Créeme que puedo, podré y haré lo que esté a mi alcance. Y si he de correr de aquí hasta ti, si tengo que embriagarme hasta caer en coma, o terminar exhausto después de inagotables luchas, créeme que lo haré gustoso. Y que no te quepa la menor chispa de duda que eres tú a quién deseo, con mi corazón, con mi alma, con mi cuerpo, con mi mente. Porque el amor vendrá después, porque las alegrías llegaron hace bastante. Porque el deseo está y tu no has sabido darte cuenta. 

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