lunes, 20 de febrero de 2012

Posibilidades

Ese tenue murmullo, de los relámpagos y truenos que vienen a lo lejos, lentos vienen, pero seguros llegan. Allá a lo lejos, muy lejos, se ven las gotas que caen y que, de manera irremediable, se estrellan contra el suelo, contra los techos de las casas, el asfalto de las carreteras, sobre los lomos de los perros callejeros, y sobre los noctámbulos que deambulan por las calles a estas horas, disfrutando.
Así es como voy de forma irrevocable contra ti, cayendo, desde lo más alto que puedas ver. Voy cayendo, desde las negras nubes y vengo, de allá vengo, donde lo confortable es saber que tienes alguna posibilidad. Así voy feliz, acompasado con los otros, como yo, se lanzan en una ceguera colectiva, y caen, de forma estrepitosa, caen.
Oigo los truenos cerca, los relámpagos me electrifican y tengo esa sensación de vacío, como cuando respiras antes de lanzarte en paracaídas, antes de cumplir una apuesta, antes de tomar los riesgos, antes de elegir tu camino. Mis manos trémulas se agitan por el tronar, y caigo, desde tu mirada, caigo, desde tus palabras, caigo.
Tomo el último aliento y me lanzo, con la esperanza, con nada más que eso entre mis brazos, me lanzo, creyendo que podré ser la gota de dulce lluvia que resbala por sobre tu cara, mientras tu miras el cielo, deseando ir más alto de lo que yo alguna vez alcancé.

Si realmente se quiere, nunca es tarde para intentarlo.

martes, 14 de febrero de 2012

Enredados, nuestros dedos, enredados.

Intentemos, intentemos, lo mejor que podamos. Cuéntame tus secretos, confiésame todos los delitos. Caigamos rendidos esta noche. Que la guerra nunca acabe, que no nos aburramos jamás. Pretendamos que las velas son eternas, cuando se apaguen, la oscuridad nos abrigará, nos dirá 'cuídense de lo que no pueden ver' y ahora lo único que puedo sentir es tu respiración, aquí, justo en frente de mi. Encendamos las estrellas, una y otra vez.
Siente la arena en tus pies, yo sé que puedes oler el azul del mar. La fría brisa nos permite acercarnos, como buscándonos, volviéndose excusa. Creo que ya te lo dije, el amor la esencia de lo sublime.
Estemos juntos, disfrutémosnos, todas las tardes, todas las noches, cada amanecer que se nos permita, los insomnios eternos y las siestas de horas. Toquemos el cielo juntos y contemos las estrellas. Pero nada de eso nos dará la certeza de que eso es amor, cuando toquemos fondo, ahí, lo sabremos. Abúrrete de mi, que mi presencia te hastíe, que la magia se acabe. Cuando la vida nos ponga de cabeza, y mis palabras te parezcan dagas, cuando nos embriaguemos de cólera y nos bajé el hambre por nuevas personas, cuando dejemos de ser misterio para el otro. Cuando todo aquello pase, sabremos que es lo que realmente es, y podré, sin duda, decirte que te amo, cada noche, cada mañana, cada vez que pueda.
Ya amanece, sabemos que será un gran día, que el sol brillará alto y fuerte. Salgamos a pasear a las calles, tomemos fotografías, juguemos con algún niño, juguemos como niños, molestemos a alguien, sonriámosle a los abuelos y lloremos ésta felicidad que nos embarga, derrochemosla en caricias y abrazos. Pero todo eso podríamos hacerlo con cualquiera, pero el día se va, y cae la noche y es allí, en las frías noches de junio, que te quiero a mi lado, en la sequía de inspiraciones, en los silencios infortunados, y por sobre todo, cuando los fuegos artificiales se apaguen.

Stand by me - oasis

jueves, 2 de febrero de 2012

Kommen zu meinen boot...

Cuantas circunstancias acompañan a la vida y que fácil es no tomarlas en cuenta. Fíjate, suelo decirme, no hay nada de certero en el futuro ¿Qué puedes encontrar allí? Fíjate en lo que tienes ahora, nada puede importar más que eso. Cuando niño solían disgustarme los espárragos, las lentejas, la gente estúpida, los que eran altos, lo que eran delgados, los adultos, los otros niños, los profesores, la escuela, la pobreza. Tenía para regodearme de molestias, de quejas, pero más allá de eso, tenía algo con lo que pelear, a pesar de la estupidez de aquellas cosas, peleaba.
Aquí, ahora, me doy cuenta de las pocas veces que realmente he caído, y que tan poco he hecho. Solo corremos hasta vomitar, y unas vez que paramos y nos volteamos, nos damos cuenta de lo que hemos perdidos ¿A cuantas personas has dicho quererlas, cuidarlas, y ahora siquiera recuerdas sus nombres? No todos somos tan cuidadosos. Remordimientos. Con nostálgica dulzura recuerdo aquellos amores que se consumaron, o aquellos que pudieron ser incendios forestales en tierras aún vírgenes, miro a aquellos amigos a los que hoy es difícil darles la cara, aquellas conversaciones que te hicieron cambiar de opinión, aquellas veces que simplemente compartiste un silencio todopoderoso. Esa es la esencia que me cubre, la del nómada efusivo, de tristes historias porque nunca decidió seguir un camino, convencido de que no hay principio ni fin, sino que es un recorrer, aprender, conocer. Esa es la condena de las desataduras.
Siempre hay tiempo para reivindicarse. Nunca es demasiado tarde.
Desde hacía tiempo quería escribir algo como esto, una especie de carta de agradecimiento, de disculpas. Nunca es tarde para desear algo con todas tus fuerzas. Pero soy consciente, somos consciente de que aunque me guste éste lugar, no puedo quedarme aquí. Vamos.
Y al final, como una loca amiga me decía, de compañera tendrás a la soledad, y tu amante será la nostalgia, y lo único que te permitirá seguir vivo es el anhelo de decir 'No es solo ésto, hay algo más'. Amiga mía, gracias.
Rezagos de algún amor aún mantengo, el amor es cosa de niños. Rezagos de una vida, aún quedan. Aún no tengo ni veinte años, tengo toda una vida para reivindicarme, tengo toda una vida para renacer... las veces que quiera.


Ven a mi bote,
se avecina una tormenta,
y anochece.
¿A donde quieres ir?
Tan completamente solo
estás a la deriva.
¿Quién sostiene tu mano
cuando te hundes hacía abajo?
...
Ahora estás de pie junto al faro
con lágrimas en la cara.
La luz del día cae de lado,
el viento otoñal barre las calles.

Ven a mi bote...

Seeman - Rammstein.